Bueno, bueno, bueno con la Artavaca (como la llaman por aquí), si a parte de
decirme que no se la comen ni las vacas, me hubieran contado algo de lo que después he averiguado,
nos habríamos llevado mucho mejor; porque, aunque es una planta poco agraciada y
en esta zona bastante invasora, es un prodigio vegetal.
Pertenece a la familia de las Asteráceas, es una planta
perenne, con tallos erectos, leñosos y de color marrón-rojizo cuando es adulta,
bastante ramificada desde la base, formando una gran masa que puede alcanzar
más de 1m. de altura. Las hojas son alternas, sin peciolo, oblongas,
alargadas, más pequeñas, estrechas y pegadas al tallo en la parte superior de
este, con el borde dentado y llenas de pelillos glandulares que exudan una
sustancia pegajosa, de ahí su nombre de
“viscosa”, muy similar a la Jara pringosa.
Las flores son amarillas y los frutos
son aquenios de hasta 2cm.
Planta joven.
Planta adulta.
Nativa del
Mediterráneo, es una de las más eficientes pioneras, colonizando en poco tiempo
suelos degradados (ayudando así a parar la erosión del terreno) y es que es una
fiera en supervivencia y multiplicación.
Al florecer a finales de verano y otoño, época de pocas flores, se
asegura su polinización; al ser aquenios, sus semillas se extienden con el aire
cubriendo grandes superficies de terreno
y se reproducen con bastante éxito, pues es una planta rústica que se
desarrolla en cualquier suelo, por pobre que sea, resistiendo muy bien la
sequia del verano y los cambios bruscos
y extremos de temperatura, además es pirófita,
detalle a tener muy en cuenta y una de sus pocas características negativas, arde con facilidad y la gusta, ya que sus
semillas, al estar rodeadas de una cutícula muy dura, resisten las altas
temperaturas del incendio y posteriormente fructifican abundantemente,
nuevamente sin apenas competencia; la exudación pegajosa de sus hojas, además
de no hacerla atractiva a los gustos de los herbívoros, al caer al suelo impide
la germinación de las semillas de otras plantas que competirían con ella en su
crecimiento. Por último (y no sé si me dejo algo) desprende un fuerte aroma, que a nosotros nos
resulta grato, pero a otra gente no, no sé a ciencia cierta si a las vacas, por
ejemplo, las gusta o no, pero si sé que también juega un papel importante en su
desarrollo y en su relación con su entorno.
Vamos, todo un manual.
Por otro lado, es una buena aliada
de muchas necesidades humanas.
En agricultura, ayuda
a la regeneración de terrenos degradados, aparte de lo ya dicho, es muy buena como corrector de suelos
contaminados, ya que es capaz de
absorber metales pesados, como el mercurio o el plomo, asimilándolos en su
sistema radical y su parte aérea. Al florecer en otoño, resulta vital para la vida de numerosas especies de
insectos polinizadores, y muy atrayente para algunos insectos depredadores,
beneficiosos para el control de otros insectos perjudiciales en los huertos, como son
los “Nesis”, de la familia de los míridos, como el Nesidiocoris tenuis,
que es un depredador de la mosca blanca, los trips y parece ser que incluso de
la temida (y nueva en España) Tuta Absoluta y algún otro lepidóptero más; también les parece un buen hogar a los
chinches Macrolophus y Dicyphus, que se alimentan de araña roja y polillas del
tomate; por lo que es muy aconsejable su asociación con los cultivos de
Cucurbitáceas y Solanáceas, así como de
los cítricos y otros frutales. El nombre
de “Olivarda” atiende a su especial relación con los olivos, ya que también encuentra un agradable cobijo en esta
planta el himenóptero Eupelmus urozonus, que es enemigo natural de la mosca de
la aceituna (Bactrocera oleae).
Tradicionalmente se utilizan sus ramas, colgadas en las
casas, para atrapar moscas y mosquitos, y
en el lecho de los animales, para atrapar las pulgas, de ahí sus nombres
(mosquera y pulguera), también se utiliza quemándola lentamente para espantar a
los voladores molestos.
Y además de todo esto tiene usos medicinales. Por sus
propiedades vulnerarias y cicatrizantes, es muy buena para curar heridas,
quemaduras, etc. Para uso interno, hay
que tener cuidado y no pasarse, porque consumida en exceso resulta tóxica, su infusión
de hojas amortigua las molestias de la artritis y el reuma, es diurética,
antipirética y analgésica (se ha empleado para el dolor de muelas). Se sabe que
en Africa se ha utilizado para combatir el paludismo y las infecciones de las
vías urinarias, con cierto éxito.